Ariana Tijerín Valdés

Siempre hablábamos de que os iríais las primeras… nunca pensé que os iríais tan cerquita la una de la otra.

Hace un año me sentía feliz y agradecida por mi vida. Una de mis frases habituales era “Ahora tengo a Güelita aquí, tenemos a la perrina… todo está bien y me siento feliz”. Realmente sentía que era un momento bonito de calma. Derrochaba energía. A veces, incluso donde no debía. Pero así estaba yo: espléndida desde la felicidad, feliz, tranquila.

Ahora, llevo meses sintiendo una tristeza extraña, iba asimilando los cambios poco a poco y no entendía porque ya no sentía esa plenitud de vida. ¡Con lo que me había costado llegar a ella! Toda mi vida buscando esa paz y, ahora que la tenía, se me escapaba. ¿Qué pasaba?

Hoy, comprendí que llevo muchos meses pasando muchos duelos, grandes y pequeños. Aceptarlo y valorarlo hace que quiera, más que nunca, superar todo para aferrarme a la vida, a mi maravillosa vida.

Hoy, entiendo. 
Hoy, respiro. 

Y, hoy, me despido.

Ha sido un bonito viaje a vuestro lado. Precioso. Mágico. Vivisteis con alegría y os fuisteis rodeadas de amor, rodeadas de cuidados, de cariño y de nueva vida. 

Hoy te dije, mientras dormías, que sería más alegre por ti, que sería más feliz, te dije cuanto te quería (aunque sé se sobra que tú lo sabías), que habías sido la mejor abuela del mundo, mi querida Güelita; que Güelito, tu hermana, tu madre… que te estaban esperando y que aquí estaríamos bien, que ya habíamos compartido mucho tiempo juntas.

Hoy, te miraba en tu último viaje y solo era capaz de sentir amor y gratitud. Claro que también tristeza, pero jamás creí que me sentiría así con tu partida. Amor y gratitud, Güelita, porque ahora, al fin sé, que son dos de los grandes pilares de la vida. Te prometo no olvidarlo. Y cuando te vuelva a ver te diré «¿Viste? Cumplí mi promesa».

Amor y agradecimiento infinitos siento por haberos tenido en mi vida, por haber sabido disfrutar de vuestra preciosa y valiosa compañía, mi dulce Sweety y mi maravillosa Güelita.

Que sigáis juntinas y felices, entre caricias, mimitos y bailes en las estrellas.